Desde diciembre de 2010 a la fecha, somos testigos de una serie de revueltas civiles en el mundo árabe que vienen convirtiéndose en una gran revolución. Estamos frente a un cambio en la historia contemporánea solo similar a la caída del Muro de Berlín y al derrumbe de la URSS. Un verdadero pedido de libertad y de democracia de los pueblos árabes se hace más creciente y se concreta día tras día.
Túnez: El inicio
Todo se inició en Túnez, el 17 de diciembre de 2010, cuando un joven licenciado en informática, Mohamed Bouazizi, sin otro empleo que vendedor ambulante de frutas y verduras, se prendió fuego en la ciudad turística de Sidi Bou Said, al ser confiscado su puesto de venta por las fuerzas del orden, por no poseer el permiso necesario. Este hecho, que revelaba la desesperación económica por la que vive el pueblo tunecino, conmovió al país y fue el detonante de un ciclo de protestas organizadas y dirigidas por una población descontenta y cansada de sufrir las consecuencias de un Estado policial, bajo un gobierno autoritario con 23 años en el poder, con escasa libertad de expresión, altos índices de desempleo y de corrupción, el incremento de los precios de los artículos de primera necesidad y, en general, por las malas condiciones de vida.
La respuesta represiva del gobierno no se hizo esperar, aunque se debe mencionar que en un momento Ben Alí intentó congraciarse con el pueblo al hacer algunas modificaciones en el ejecutivo, visitar a Bouazizi —quien terminaría muriendo el 5 de enero de 2011—, y anunciar su deseo de no presentarse a las siguientes elecciones. Sin embargo, los hechos siguieron su curso y el 14 de enero de 2011, Ben Alí abandonaba la presidencia y, con su familia, buscaba primero refugio en Francia para posteriormente conseguirlo en Arabia Saudita. Al día siguiente, Fueb Mebaza asumía el gobierno y confirmaba a Mohamed Ghanuchi como Primer Ministro (lo cual no significaba un verdadero cambio), mientras que el ejército tomaba el control de los puntos estratégicos del país.
Al momento hay un lamentable saldo de más de 200 muertos y 510 heridos y el clima político-social sigue siendo tenso pues las revueltas han continuado frente al gobierno interino. Por otro lado, el debilitamiento del control fronterizo ha llevado a que miles de tunecinos se dirijan a la isla italiana de Lampedusa ocasionando una seria crisis migratoria.
La expansión de las protestas: Desde Argelia hasta Yibuti y Kuwait
Con estos acontecimientos, Túnez iniciaba una revolución que tendría un inimaginable efecto dominó en otros países del mundo árabe. Efectivamente, este deseo de democracia y justicia social, manifestado y concretado por la propia población y con poca presencia de grupos opositores y apoyado con nuevas herramientas tecnológicas de comunicación como son las redes sociales Facebook y Twitter, se contagió velozmente a otros países árabes como Argelia, Jordania, Libia, Sudán, Mauritania, Omán, Yemen, Arabia Saudí, Albania, Líbano, Egipto, Siria, Palestina, Marruecos, Bahréin, Irán, Yibuti y Kuwait, bajo la total sorpresa de Occidente, que incluye sus gobiernos (3), el mundo académico y los propios medios de comunicación.
- Así, desde el 28 de diciembre de 2010 se efectuaron protestas en Argeliacontra el gobierno de Abdelaziz Boutreflika, quien lleva en el poder 12 años y que ha tenido que asegurarlo con férreas represiones en medio de un estado de emergencia que reina desde 1992. Hasta el momento, el gobierno impedía con intensos contingentes policiales toda manifestación a favor de la democracia y la salida de Boutreflika y trataba de impedir más inmolaciones.
- El 7 de enero las revueltas se iniciaron en Jordania, pero es tras las manifestaciones del viernes 28 de enero en ciudades como Amán, Irbid, Zarga, Ajlun, Mafrak, Karnak y Agaba, que el gobierno se concientiza de la urgencia de dar una solución viable para el pueblo, por lo que el rey Abdalá II no solo instó al gobierno a acelerar las reformas políticas, económicas y sociales necesarias para satisfacer las demandas del pueblo sino que, inclusive, el 1 de febrero destituyó a su Primer Ministro Samir Rifai, eligiendo a su ex asesor militar y ex jefe de gobierno (2005 a 2007) Maaruf Bajit. Definitivamente, las demandas de los manifestantes jordanos se han acrecentado cada vez más: primero pedían la disminución del costo de vida, luego exigían la dimisión del Primer Ministro y, por último, la instalación de un “gobierno de salvación nacional”. Sin embargo, pareciera que el deseo de la mayoría no es la de desaparecer la monarquía sino más bien viabilizar una con un sistema constitucional (en donde, por ejemplo, sea el pueblo quien que elija al Primer Ministro) por lo que el rey Abdalá II no ha sido directamente atacado, quizás por pertenecer a una dinastía descendiente de Mahoma y estar casado con una mujer sumamente respetada por su origen palestino, origen que comparte el 65% de la población.
- El 13 de enero empezaban las revueltas en Libia, pero rápidamente eran sofocadas por el gobierno que más tiempo ostenta el poder en el mundo árabe, el de Muamar Gadafi con 41 años como dictador. En efecto, este gobierno no solo reprimió fuertemente las protestas (donde se encuentran prohibidas) sino que además concentró sus esfuerzos en derribar el pedido más urgente de su población cual era el descenso del precio de la vivienda, lo que logró destinando 24,000 millones de dólares en fondos de inversión para proporcionar vivienda y fomentar el desarrollo. Esto, sin duda, no terminó con el descontento del pueblo quien volvió a salir a las calles desde la quincena de febrero, concentrándose básicamente en el noreste de este país. Se desconoce el número real de víctimas pues las agencias de noticias solo tienen acceso a manifestaciones a favor de Gadafi, aunque ya el 21 de febrero se creía que superaban las 250 (4), luego de que las fuerzas armadas (incluyendo aviones de guerra y tanques) dispararan contra pacíficos manifestantes y que el gobierno anunciara una operación “antiterrorista”. Como ha diagnosticado el propio hijo de Gadafi, Saif al Islam, Libia se encuentra al borde de la guerra civil, aunque negó que se hayan producido ataques contra civiles, a pesar de que el mundo ya contaba con testimonios, inclusive, de pilotos de guerra libaneses que desertaron antes de atacar a su propio pueblo.(5)
- Por su parte, el golpista Omar Al Bashir (22 años de gobierno) era también amenazado por las protestas que se iniciaban en Sudán el 17 de enero. Ese mismo día, los regímenes de Mauritania y Omán se veían obligados a reprimir las manifestaciones en sus países. Las protestas contra el presidente Mohamed Ould Abdel Aziz fueron de las más sorpresivas, pues la mayoría de los gobiernos y de la prensa extranjera veía a Omán como uno de los países más estables de la región. El 18 de febrero una manifestación de más de 800 personas reclamaron por democracia y más poderes para el Parlamento.
- El 21 de enero era el turno de Albania y Arabia Saudí. En Albania, miles de manifestantes eran reprimidos por el gobierno del conservador primer ministro Sali Berisha. Si bien desde la apretada elección del 2009, el país ha vivido una crispación política, las tensiones volvieron a acrecentarse luego de la obligada dimisión del viceprimer ministro Ilir Meta al presentarse en la televisión un vídeo en donde este funcionario manipulaba una licitación pública. Es así como a partir de este momento, seguidores del opositor Partido Socialdemócrata salieron a las calles pidiendo un cambio de gobierno.
En Arabia Saudí, a pesar de la inmolación de un hombre de 65 años en la ciudad de Samtah (Jizáh), las protestas no han tenido mayor fuerza, quizás por la situación económica favorable, aunque han continuado en forma más paulatina y básicamente circunscritas al pedido de la minoría chiita por una mayor libertad religiosa.
- El 24 de enero las protestas se trasladaban al Líbano, donde gran parte de la población se oponía a que Najib Mikatim —multimillonario apoyado por el movimiento chiita Hezbolá— asumiera el premierato, lo cual sucedió al día siguiente, a pesar de las manifestaciones en apoyo del primer ministro saliente, Saad Hariri.
- El 25 de enero empezaba en Egipto la rebelión cumbre, la llamada Revolución de los Jóvenes, la cual no cedería hasta ver caer a Hosni Mubarak, gobernante desde 1981, e iniciar grandes cambios políticos y sociales que definitivamente transformarán el panorama del mundo árabe por la enorme influencia que este país geopolíticamente posee en su región. Luego de dimitir el 11 de febrero de este año, Mubarak entregó el poder a las fuerzas armadas que inmediatamente después manifestaron su intención de no desconocer los pactos internacionales, en una clara alusión a la paz firmada con Israel, y se comprometió a traspasar el poder a una autoridad civil, democráticamente elegida. El 14 de febrero, el gobierno militar suspendió la Constitución que permitía a Mubarak gobernar con absolutos poderes, anunciaba que solo estaría en el poder por seis meses y hacía un llamamiento a la calma y a la vuelta al orden por el bien del país. Seis días después, en una muestra de una mayor apertura política, una corte egipcia legalizaba el partido político Al Wasat Al Jadid o Nuevo Centro, el cual había estado proscrito desde su formación, hace 15 años.
- El 26 de enero, en Siria, el ciudadano Hasan Ali Akleh de Al-Hasakah se inmolaba como el tunecino Bouazizi e iniciaba así las protestas en su país. Tres días después eran sofocadas las protestas en Palestina, aunque finalmente el 14 de febrero el presidente palestino Mahmud Abbas anunció la dimisión en bloque de su gobierno y su intención de formar uno nuevo. Desde Gaza, el grupo Hamas expresó su rechazo.
Igual destino que estas protestas tendrían las llevadas a cabo en Marruecos en las ciudades de Fez y Tánger del 30 de enero y del 1 de febrero en Rabat. Si bien al principio, no se esperaba que las revueltas en este país prosperaran, lo cierto es que solo en la llevada a cabo el 20 de febrero, participaron 37,000 personas, se quemaron 33 edificios públicos, 24 agencias bancarias, 50 comercios y 66 vehículos; y se arrestaron a más de un centenar de personas, incluido menores de edad.
- El 27 de enero, las protestas se volcaban a las calles de Saná en Yemen, contra Ali Abdullah Salé, con 33 años de gobierno y quien esperaba gobernar por lo menos hasta el 2013, para luego traspasar el gobierno a su hijo Ahmed Saleh. En un momento se especulaba que este país sería el siguiente a Egipto en concretar fuertes cambios ya que Yemen es considerado el país más pobre del mundo árabe (6) y refugio de extremistas como Al-Qaeda; además ocupa el puesto 146 en la última lista de países con mayor índice de corrupción.(7)
- El 14 febrero Bahréin e Irán ingresaron a este largo listado de países árabes que se contagiaban de protestas populares. En Bahrein (8), a pesar de tener en principio una supuesta democracia, el gobierno es liderado por una población minoritaria de origen sunita (25%), frente a la enorme población chiita (60%) (9) más cercana a Irán, quien ha venido protestando por un mayor acceso al poder y una democracia más real. Lamentablemente, para evitar que las protestas en este país llegaran a los extremos de Túnez y Egipto, el gobierno del rey Al Khalifa ordenó el desalojo violento de los manifestantes ubicados en el campamento ubicado en la Plaza Pearl, dando inicialmente un saldo de por lo menos 4 muertos y 231 heridos. Gracias a los pedidos de otros países, el gobierno de Al Khalifa dejó de disparar contra los manifestantes.
Pero para Irán los problemas no han sido pocos. Sin una cifra precisa de manifestantes, los medios de comunicación dieron aviso que en este país (de 76,9 millones de habitantes), se habían iniciado las revueltas contra el gobierno del presidente Mahmud Ahmadineyad, elegido en 2009, deteniéndose a decenas de personas, entre ellas al responsable de los asuntos consulares de la Embajada de España. Irán es una teocracia desde 1979 y su máxima autoridad desde ese mismo año es el ayatola Alí Jamenei.
- El 18 de febrero le tocó el turno al pequeño Estado de Yibuti y a Kuwait. La ex colonia francesa de Yibuti ha venido siendo gobernada por una misma familia desde 1977, por lo que los ciudadanos exigen la salida del presidente Ismail Omar Guelleh. En el caso de la potencia petrolera de Kuwait, muchas de las protestas nacen de un grupo de apátridas, quienes son descendientes de nómades del desierto que por las estrictas normas sobre nacionalidad en este país, no pueden acceder a derechos básicos como la gratuidad de la educación, asistencia sanitaria o poseer un empleo.
Demasiado pronto para un análisis
Es claro que a la fecha es muy prematuro hacer un análisis sobre la situación real de los países árabes luego de la revolución en Túnez, pues aún continúa desarrollándose esta gesta. Sin embargo, podemos hacer algunas apreciaciones preliminares:
La primera es que, sin duda alguna, estamos frente a la primera expresión masiva del mundo islámico que no tiene relación alguna al problema palestino o a otros problemas externos, sino más bien tienen estrecha relación con asuntos internos.
La segunda es la preocupación de Occidente de que la búsqueda de democracia en los países árabes termine en gobiernos autoritarios y totalmente extremistas. No en vano, la Unión Europea y los EE.UU. demoraron demasiado en tomar una clara y contundente posición, a pesar de encontrarse frente al irrespeto de dos baluartes: la democracia y la vigencia de los derechos humanos.
Un tercer punto es la inestabilidad de la propia región frente al problema con Israel, al caer el gobierno del principal socio árabe de este y los EE.UU. Además, debe recordarse que al poco tiempo de desencadenarse la rebelión en Egipto, Hamas solicitó a este país el levantamiento del bloqueo contra Gaza y abrir nuevamente el cruce fronterizo de Rafah.
Por último, es indiscutible la consecuente crisis económica que se avecina para la región árabe y para el mundo en general. Así, el 20 de febrero, el crudo Brent (10) alcanzaba los 108 dólares por barril (por primera vez desde el 2008), impulsado esta vez por los temores de que se interrumpan los suministros de petróleo libio, incluso algunas petroleras ya habrían anunciado el retiro de su personal en Libia (11). Sin contar con que muchos de estos países paralizaron sus economías durante semanas como fue el caso de Egipto, quien posee la segunda economía más fuerte del África, luego de Sudáfrica y a través del cual pasa (especialmente por el canal de Suez) el 14% del comercio mundial.
En las próximas semanas y meses, quizás podremos tener un panorama más claro sobre si estas revueltas se traducirán, finalmente, en verdaderos cambios positivos para esta región.
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(1) El jazmín es la flor emblemática de Túnez y simboliza la pureza y la tolerancia.
(2) Acontecimientos ocurridos hasta el 22 de febrero de 2011.
(3) Aunque la excepción la marca los EE.UU., pues es importante mencionar que en los cables filtrados de Wikileaks se puede encontrar la sospecha de los diplomáticos estadounidenses de que la situación represiva y corrupta que se vivía en Túnez iba a ocasionar la inestabilidad del gobierno.
(4) Esta cifra ha sido proporcionada por Human Rights Watch; sin embargo, la Federación Internacional de Derechos Humanos cree que la cifra debe estar entre los 300 a 400 víctimas.
(5) A raíz de esta represión violenta, el Perú suspendió sus relaciones diplomáticas con Libia el 22 de febrero.
(6) De los 23 millones de habitantes, aproximadamente el 45,2% es pobre, el 35% no tiene empleo y el 40% sobrevive con un euro y medio al día. Por otro lado, el petróleo, principal fuente de ingresos, podría acabarse en 10 años.
(7) Ocupa este puesto conjuntamente con siete países, dos de los cuales son países árabes (Irán y Libia).
(8) Bahréin es el país más pequeño del Gofo Pérsico, siendo un archipiélago de 33 islas en donde la tasa de desempleo es del 15%. Su ubicación estratégica no solo hace que el 33% de la producción del petróleo mundial transite por sus costas sino que mantenga con los EE.UU. un acuerdo de cooperación por el cual posee en Juffair una base naval desde 1990.
(9) Esta composición es igual a la existente en Arabia Saudita, motivo por el cual se especula que este país podría apoyar militarmente a Bahrein para mantener en el poder al grupo sunita.
(10) El crudo Brent es un tipo de petróleo ligero, ideal para la producción de gasolina. El precio de su barril sirve como referente para el precio de venta de un 65% de variedades del crudo mundial; así, la producción petrolífera de Europa, África y Oriente Medio comúnmente es vendida según el precio de este tipo de crudo.
(11) Véase:
HTTP://LTA.REUTERS.COM/ARTICLE/BUSINESSNEWS/IDLTASIE71K17620110221. Wintershall, una de las mayores compañías petroleras que operan en Libia, anunció el 21 de febrero que suspendería la producción de 100,000 barriles diarios y que evacuaría a 130 empleados extranjeros, un tercio de su planta. Ese mismo día, la petrolera británica BP anunció la suspensión de algunas de sus operaciones ya planeadas para este año y la próxima evacuación de sus empleados y familiares.