En México, desertaron del Ejército, se hicieron sicarios del narcotráfico y luego formaron su propio cártel. A Guatemala llegaron en el 2007, eliminaron a los mafiosos locales que no se les unieron y penetraron en parte del Ejército de ese país. Ahora, controlan el 75% de ese territorio, según un reciente informe publicado por el centro de estudios internacionales Woodrow Wilson. Lo pronosticado por muchos analistas está haciéndose realidad: la guerra contra el narcotráfico emprendida en el 2006 por el presidente mexicano Felipe Calderón está empujando a las mafias hacia otros países. El caso de los Zetas es el más notorio. Ahora, el norte del territorio guatemalteco está en estado de sitio durante 30 días, desde el 19 de diciembre.
En su informe, Woodrow Wilson revela que en Guatemala hay 800 mexicanos que controlan el tráfico de cocaína. Pero no son los únicos. A ellos se les han unido decenas de soldados de las fuerzas especiales del Ejército de Guatemala (en actividad o en retiro), conocidos como kaibiles.
“Se hace una invitación a todos los ciudadanos que hayan prestado servicio y que hayan recibido el grado de kaibil para prestar servicios de seguridad a vehículos que transportan mercancías a México”, decía un mensaje difundido en el 2007 por Los Zetas, por medio de radios clandestinas guatemaltecas, según el informe de Woodrow Wilson titulado “Organizaciones del narcotráfico en América Central: transportistas, cárteles mexicanos y maras”.
Pero la relación entre Los Zetas y los kaibiles no es nueva. En el 2005, el diario mexicano “El Universal “ reveló que 30 ex soldados guatemaltecos estaban en México entrenando a Los Zetas, que en ese entonces eran sicarios del cártel del Golfo, a cambio de un pago de 700 dólares a la semana.
Lucha contra los narcos
El origen tanto de los kaibiles como de Los Zetas es similar.
En 1975 nació la escuela Kaibil, en plena guerra civil en Guatemala, con el objetivo de preparar a soldados en operaciones especiales. Una vez terminado el conflicto interno, en 1996 a los kaibiles se les encomendó una nueva misión: luchar contra el narcotráfico.
Mientras que en México, en la década de los 90, el Pentágono diseñó un programa para entrenar y equipar a miles de soldados mexicanos de los Grupos Aeromóviles de las Fuerzas Especiales (GAFE) para enfrentar a los cárteles de la droga. Los soldados fueron preparados en EEUU en mantenimiento y operación de los helicópteros, así como en tácticas de asalto, manejo de explosivos, guerrilla rural y urbana, interceptación de drogas y obtención de inteligencia operativa y planeación.
Los GAFE fueron destacados a diversas partes del territorio mexicano para investigar y capturar a traficantes de drogas. Pero el poder corruptor del narcotráfico empezó a penetrarlos de manera gradual.
En 1997, los GAFE asignados al aeropuerto de la Ciudad de México fueron sorprendidos aceptando sobornos de narcotraficantes. Lo peor llegó en el 2002. Ese año, decenas de desertores de los GAFE empezaron a trabajar como sicarios del cártel del Golfo y pasaron a ser conocidos como Los Zetas.
“Su conocimiento desde dentro de las fuerzas de seguridad mexicanas y su experiencia en el manejo de armas sofisticadas , sus técnicas de reconocimiento y planeación operativa, dieron al líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas, una ventaja sobre sus competidores”, según un informe de la revista “Foreign Affairs”, publicado en el 2008.
La ofensiva
Las rutas terrestres son claves para el narcotráfico. Se debe proteger la droga desde que sale de Colombia rumbo a Estados Unidos. Y no solo kaibiles y desertores trabajan con Los Zetas. También forman eventuales alianzas con pandilleros de la Mara Salvatrucha.
“La estrategia de los narcotraficantes mexicanos fue construir un plan estratégico con alcaldes y funcionarios en las ciudades ubicadas a lo largo de la frontera entre México y Guatemala”, dice el informe de Woodrow Wilson.
El informe del centro de estudios estadounidense también da cuenta del frecuente aterrizaje de avionetas procedentes de Colombia en la frontera entre Guatemala y México, en la zona denominada Laguna de Tigre, y en la costa suroccidental, y desde este punto la droga es llevada por tierra hacia la frontera entre México y EEUU.
De acuerdo con informes de la DEA, entre 250 y 300 toneladas de cocaína pura al año pasan por Guatemala con destino a EEUU.
Según estudios de la consultora privada de EEUU Stratfor, Los Zetas concentran sus actividades en los departamentos guatemaltecos de Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz, Izabal, Zacapa y Petén, que los más grandes del país y los más poblados.
Las operaciones del Ejército guatemalteco se han centrado precisamente en Alta Verapaz desde el 19 de diciembre. En esta zona montañosa se han capturado a 21 sospechosos de pertenecer a Los Zetas. Además, se han incautado 150 armas de fuego y 19 mil municiones. Cinco avionetas han sido decomisadas, también 37 vehículos y US$ 3,5 millones en cuentas bancarias y en efectivo.
La respuesta de los mafiosos se produjo el martes, cuando hicieron llegar mensajes a varios medios de comunicación en los que amenazan con desatar una guerra en el país si el Gobierno continúa con sus operaciones.
Pero la preocupación no es solo guatemalteca. El Ministro de Defensa de El Salvador, David Mungía Payés, declaró esta semana que la lucha contra el narcotráfico que se libra en México genera nuevos desafíos para Centroamérica.
“En la medida en que se presiona en el norte, los cárteles están moviendo su retaguardia estratégica hacia el sur y están llegando con fuerza a Guatemala, donde la presencia de Los Zetas es real, y han llegado a Honduras…El narcotráfico en América Latina se está convirtiendo en un tema de seguridad nacional”, agregó.
Artículo publicado originalmente en el diario El Comercio, 2 de enero de 2011.